Héctor García comienza su carrera como fotorreportero
en un México de de grandes diferencias e injusticias sociales. Ya había
plasmado la miseria de del barrio que lo vio nacer, la candelaria de los patos
y el desamparo de una niñez condenada a la desdicha.
Varios de sus retratos son símbolos que reflejan más
de sesenta años de trabajo constante de este fotógrafo de prensa de alta
creatividad estética, que afirma que ha buscado el rostro del país, un país con
diferentes caras.
La importancia que tiene la obra de Héctor García es
que desde sus inicios tiene una profunda postura crítica social.
En su obra refleja violencia, pasión y generosidad,
busca la máxima expresión humana
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